Grisolía: “La ecuación que relaciona a los hombres con el bosque ha invertido sus términos”.
Valencia (24.03.04).- El Consell Valencià de Cultura, con ocasión del 21 de marzo, Día Forestal Mundial, ha hecho público, esta mañana, un manifiesto en defensa de la conservación de los bosques, que constituyen elementos imprescindibles en el equilibrio ambiental de nuestro planeta, y ecosistemas complejos de enorme biodiversidad. La institución entiende que deben ser administrados de forma sostenible, para que las generaciones actuales puedan disfrutar de los beneficios que proporcionan, y al mismo tiempo conservados para satisfacer las necesidades de las generaciones futuras.
El manifiesto es parte significativa del “Informe sobre medidas para evitar los incendios forestales y minimizar sus consecuencias”, elaborado por la Comisión de Ciencias y que se ha presentado en una mesa redonda en la que han intervenido el Conseller de Territorio y Vivienda, Rafael Blasco, el presidente del CVC, Santiago Grisolía, el director ejecutivo del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo Millán Millán, y José Luis Rubio, Premio Rey Jaime I de Protección Ambiental.
Grisolía destacó que “la conservación del bosque supone un patrimonio imprescindible, hoy, para nuestra supervivencia” y, si en el pasado la transformación del bosque en cultivos y en espacios urbanizados fue un signo inequívoco de progreso y civilización, ahora los términos de esta ecuación han cambiado y nuestra propia supervivencia depende del modo de asegurar los espacios naturales. Este es un cambio respecto a los valores culturales heredados al que el CVC no puede sentirse ajeno y es ahora su principal función, en este tema, contribuir al cambio de actitudes que permita una toma de conciencia profunda por parte de la sociedad valenciana.
Por su parte, el conseller Blasco, puso el máximo énfasis en la necesidad de conciliar intereses con los usuarios de los montes para prevenir en un futuro los incendios forestales.
El manifiesto del Consell Valencià de Cultura en defensa de los bosques propone trascender una política “de sólo extinción de incendios” a una comprensión funcional de lo que han de significar los bosques en la sociedad venidera y en la preservación conjunta de los ecosistemas, que también envuelven la interacción de la producción industrial, la actividad económica en su conjunto, y a los sistemas sociales con su complejidad y sus diferentes ritmos de vida. Todo ello sin renunciar a la aplicación de las medidas sancionadoras o coercitivas que establecen las leyes y que de hecho constituyen hoy un instrumento disuasorio necesario.