El Consell Valencià de Cultura ha entrado en la iglesia de los Santos Juanes de Valencia, donde desde hace tiempo un equipo de restauradores dirigidos por Pilar Roig (la responsable de devolver el esplendor a la iglesia de San Nicolás, entre otras muchas obras) lleva a cabo el redescubrimiento y la restauración de las pinturas de la bóveda, de Antonio Palomino.
Pilar Roig ha recibido a los miembros de la Comisión de Legado Histórico y Artístico, encabezados por la presidenta del CVC, Dolors Pedrós, y por el presidente de la comisión, Vicente González Móstoles. Con ellos estaban la secretaria de la comisión, Marta Alonso, y los vocales Inmaculada Vidal, Nuria Vizcarro y Jesús Huguet.
Después de las primeras explicaciones, los ha llevado hasta la bóveda para observar los trabajos de cerca, junto con José Luis Regidor, profesor de la UPV. Una subida por los andamios no apta para personas con vértigo.
Los Santos Juanes, una de las iglesias más antiguas de Valencia, es uno de los puntos de un triángulo capital del patrimonio urbano de la ciudad, el conformado por la Lonja de la Seda, el Mercado Central y la iglesia misma. Y ha tenido una historia desgraciada. Se construyó a partir de 1240 sobre una mezquita, pero sufrió tres incendios. El primero hizo que la iglesia se rehiciera en estilo gótico en el siglo XIV. El segundo, en 1592, motivó la reconstrucción posterior que duró hasta el comienzo del siglo XVIII y que se hizo en estilo barroco. Y el tercero fue en los primeros momentos de la guerra de 1936: se perdieron el retablo mayor y estatuas, y las pinturas de Palomino quedaron escondidas, muchos pensaban que definitivamente perdidas, bajo la carbonilla. Aquí es donde actúa el equipo de Pilar Roig desde junio de 2021, sobre los 1200 metros cuadrados que Antonio Palomino pintó entre 1697 y 1701 en toda la bóveda, desde el presbiterio hasta los pies de la iglesia, con el tema del Apocalipsis.
El equipo de restauradores no actúa solo contra los estragos de la carbonilla, sino también contra una desafortunadísima intervención perpetrada en los años 60, en la cual se arrancaron dos tercios de las pinturas y se llevaron a Barcelona para recolocarlas en paneles de madera. Pilar Roig ha explicado al CVC que los trabajos se hacen a partir de fotos de 1920 de Juan Alcón que tenía su padre, con la incorporación de nuevas tecnologías y contando con un equipo pluridisciplinar de ingenieros, historiadores del arte, químicos, topógrafos y restauradores, y con un trabajo paralelo en un laboratorio de la UPV, donde se restauran las pinturas sobre soportes de fibra de carbono. Transferencia digital de las fotos, limpieza con bacterias, ultrasonidos…, nuevas técnicas para recuperar los frescos de Palomino.
Pilar Roig ha destacado que se trata de una obra rigurosa y científica en la que participan 40 personas, basada en un proyecto pensado durante 30 años y llevada a cabo con técnicas reversibles y no contaminantes. Ha recordado que no solo se están restaurando los frescos de Palomino, sino también las esculturas y los estucos.
Con el apoyo de la Fundación Hortensia Herrero, los trabajos finalizarán en 2025, cuando se podrá contemplar la iglesia de los Santos Juanes en todo su barroco esplendor.