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El sábado 24 de octubre se conmemoran tres acontecimientos de importancia para
la convivencia social, los derechos humanos, la preservación del planeta y el libre
acceso a la cultura: el 75 aniversario de las Naciones Unidas, el Día Internacional
contra el Cambio Climático y el Día Internacional de las Bibliotecas.

Tres acontecimientos diferentes y, sin embargo, comunes porque son efemérides
que buscan la defensa y consolidación de los derechos humanos, basados
fundamentalmente en la paz, la vida, la igualdad y la solidaridad. Estos
acontecimientos además se encuentran inmersos en la situación de la pandemia
que estamos actualmente sufriendo y que obliga a reflexionar sobre nuestro mundo
global.

El futuro lo construiremos juntos mediante la cooperación mundial, por lo que es
más necesario que nunca reivindicar la necesaria estabilidad de la ONU, bajo el
espíritu con que nació en 1945: evitar guerras y exterminios entre los seres
humanos. Queda mucho camino por recorrer y mucho trabajo para combatir la
desigualdad que, lamentablemente, hoy se vuelve a acentuar, no solo por el devenir
económico, sino también por las consecuencias que la pandemia produce sobre el
trabajo y las posibilidades de supervivencia de millones de personas.

Pero la paz no es solo un contrato. Hay que educar en ella mediante un compromiso
intelectual y moral de la humanidad. Ese es el papel importante que desarrollan las
bibliotecas, preservando la memoria, la cultura, el patrimonio, los recursos
naturales del planeta y las creaciones universales. Recordemos por qué surgió este
día bajo las cenizas de miles de textos aniquilados. En 1992, la Biblioteca Nacional
de Sarajevo quedó totalmente en ruinas bajo la guerra de los Balcanes. Frente a la
miseria, la crueldad y las cenizas, la paz se encontrará entre los libros, porque, ante
todo, somos logos.

El CVC, de forma insistente, persiste en la defensa del mundo de la lectura y el
libro, porque, “entre todas las creaciones del ser humano, la escritura destaca
como la suprema hazaña intelectual”, como así señalamos en nuestro Informe
sobre el presente y futuro de las bibliotecas públicas, realizado en marzo de 2017.

La ONU posee la responsabilidad de aglutinar toda esa riqueza universal, trabajar
por la paz y la concordia entre las naciones, buscada con su fundación tras la
devastadora II Guerra Mundial desde el respeto a la diversidad, pues como dijo el
filósofo y pensador alemán Max Weber, del que ahora se cumple el centenario de
su muerte, víctima casualmente de los últimos coletazos de la pandemia de la gripe
del 18, todo el conocimiento de la realidad cultural, es siempre el conocimiento de
determinados puntos de vista.

También queremos destacar la esencial importancia del patrimonio cultural y
natural, que la ONU conmemora hoy con el Día Internacional contra el Cambio
Climático. Poseemos una herencia, la de una geografía y la de unos pueblos y
personas que han dejado su impronta en nuestras tierras desde tiempos
inmemoriales. El objetivo de todos debe ser preservarla, cuidarla por lo que tiene
de valioso, perdurable y universal.

Como propone el CVC, la conservación del patrimonio cultural puede mejorar si
aplicamos la tecnología más moderna. Pero también es cultural nuestro patrimonio
colectivo natural. Es cultura, tal como lo definió la UNESCO desde el primer día:
su defensa a través de la educación, de la conciencia social que ésta desarrolla, y
de la tecnología, hará que la sociedad pueda revertir, desde la base, un cambio
climático muy peligroso para la preservación del equilibrio natural del planeta, de
los pueblos que lo habitan, de sus culturas y, en definitiva, de la paz. Nunca nos
cansaremos de decir que la educación es la clave, el pilar de nuestro futuro,
también en este sentido.

Con la creación de la UNESCO, la ONU quiso garantizar el acceso a una educación
para todos los niños y niñas del mundo, reforzar los vínculos entre naciones
mediante el patrimonio cultural y natural, la igualdad de todas las culturas y la
libertad de expresión como herramienta esencial para la democracia. La UNESCO
reafirma su trabajo bajo las labores de la educación, la ciencia y la cultura.

Desde la Comunitat Valenciana tenemos también la responsabilidad y la vigilancia
de velar por este trabajo, con la satisfacción de que el Embajador de España en la
UNESCO es el valenciano Andrés Perelló, a quien deseamos una labor eficaz por
el bien colectivo.

El CVC, al recordar estas tres efemérides, quiere hacer un llamamiento a que no
olvidemos lo esencial en momentos tan complicados como estos. Hacemos una
llamada a la solidaridad colectiva, a la lucha contra el cambio climático, a la
colaboración social, a fomentar el diálogo frente al extremismo, a reforzar la
palabra como elemento de unión y no de enfrentamiento, a ensalzar la cultura
frente a la crispación.

Santiago Grisolía
Presidente del Consell Valencià de Cultura